Alguna vez alguien me pregunto: ¿Ud. es docente? ¿Dónde dicta clase?; esa fue la primera vez
que el término “dictar clase” comenzó a sonarme raro, porque la verdad es que
yo nunca dicté clase. La expresión a la que me refiero parece tener un uso muy antiguo,
parece provenir de cuando los libros eran algo extraño, de cuando los alumnos
no tenían acceso a los libros y, el profesor, que tenía el privilegio de
tenerlo, paseaba entre los bancos dictando lo que el libro tenía escrito. De
esta manera los alumnos se apropiaban del conocimiento, no existía otra forma,
pero esta no ha sido nunca mi realidad, ¡ni la de mis alumnos!, en los 25 años
que llevo “dando clase”.